Ofrecimiento del día

¡Alabado sea Jesucristo!

Con profunda adoración, en espíritu y verdad, te agradezco Señor el don de este nuevo día.

Ayúdame a aceptar tu voluntad, que me esfuerce por buscar tu gloria y el bien de la Iglesia.

Suscita en mi corazón una sed ardiente de intimidad contigo, y al mismo tiempo el deseo de trabajar por la edificación de la Iglesia y el bien de los hombres. No permitas que caiga en la tentación de buscarme a mí mismo.

Concédeme, espíritu de servicio para llevar a buen término las obras y tareas de este día; espíritu de sacrificio para sobrellevar con paciencia las contrariedades de esta jornada; espíritu de perfección para alcanzar la reforma en nuestra Iglesia.

Señor, hago míos todos los deseos y aspiraciones de la Santa Madre Iglesia, viviendo y sintiendo con ella como miembro de su Cuerpo Místico.

Te ofrezco mis obras, proyectos, deseos y todo mi ser, con plena voluntad de saber que te pertenezco y te pido la gracia de cumplir con las obligaciones de mi estado.

  • Virgen y Madre Nuestra de la Providencia: ayúdame a vivir como fiel discípulo de tu Hijo.
  • Patriarca, Señor San José: protege a nuestra Iglesia.
  • Santa y Doctora Teresa de Jesús: concédeme vivir el espíritu de la reforma.
  • San Juan de Ávila: enséñame a abrazar la cruz y a ser testigo del amor de Cristo.
  • San Juan María Vianney: ayúdame a abandonarme en la Providencia Divina.

Señor Jesucristo, haz que todos los miembros de Providentia vivan con presteza y alegría su entrega a la Iglesia para gloria de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo. Amén.


Oración de providentia

Señor y Dios mío, que me concediste la gracia de ser hijo tuyo y de pertenecer a la Santa Madre Iglesia, te doy gracias de todo corazón por ser miembro de Providentia y pido que me enseñes a ser providente para con tu Iglesia, que en todos los días de mi vida cumpla mi compromiso de servir y amar, convertir y reformar dentro de Ella.

¡Oh señora y Madre de la Providencia! Recurrimos a Ti y a nuestros santos protectores, el patriarca señor San José, padre providente para Nuestro Señor Jesucristo en la tierra, Santa Teresa de Jesús, que buscó siempre la reforma de la Iglesia, y san Juan de Ávila, maestro de santos; y pedimos vuestro amparo e intercesión, a fin de que cada uno de nosotros seamos sumisos al Evangelio, abnegados en el sacrificio, unidos en la caridad, pobres y generosos en las necesidades de la Iglesia, alegres y valientes en sus vicisitudes, y así se conserve y aumente esta institución para mayor gloria de Dios y de su santa Iglesia. Amén.