habemus nuevo diácono: D. Mario gonzález


8 diciembre 2019.-
8 diciembre 2019.-

El día 8 de diciembre estaba reservado hacía ya varios meses por los miembros de Providentia para asistir a la ordenación diaconal de nuestro querido Mario.

 

Esta vez, al ser final de un puente muchos llegamos desde los distintos lugares a los que nos habíamos desplazado con ocasión de los días de descanso.

 

Unos 40 o 50 miembros de Providentia nos acercamos a la S.A.I. Catedral- Mezquita de Córdoba para, como otros 8 de diciembre anteriores, asistir a la ordenación de diáconos.

 

La fecha elegida con toda la intención por el Excmo. Rvdmo. Sr. D. Demetrio Fernández González, Obispo de la Diócesis de Córdoba, pone en las manos de María Inmaculada, las almas de dos jóvenes que fueron llamados por el Señor, y es que María siempre debe estar presente en la vida de un sacerdote.

 

La cara de Mario, las lágrimas de una madre que entregaba a su hijo con todo el cariño para que ahora fuese María la que atendiese su cuidado y lo protegiese, una hermana que desprendía admiración por aquel recién ordenado diácono y que recibía su primera bendición y todos los que allí estábamos que percibíamos cómo aquella llamada del Señor fructificaba tras años de estudio, esfuerzo y oración.

 

Las bendiciones y fotos tras la celebración se alargaron con agrado, pues todos los allí presentes, deseábamos que ese derroche de <<Gracia y Bendición>> paralizase el tiempo, y por momentos así lo pareció.

 

El de hoy ha sido, por tanto, «un día grande» para la diócesis de Córdoba, pues con el sí del joven Mario, «la Iglesia, que no es un invento humano, sino un regalo de Dios», «puede seguir anunciando el mensaje de la salvación».

  

 

Con la ordenación diaconal, estos dos jóvenes podrán administrar el sacramento del bautismo y presidir los matrimonios y las exequias, así como exponer el Santísimo Sacramento, distribuir la comunión y proclamar el evangelio y la oración de los fieles en las celebraciones litúrgicas. Además, en cuanto «servidores» se comprometen a vivir de acuerdo con la Palabra de Dios que predican, teniendo especial predilección en el cuidado y atención de pobres y enfermos.