Durante los días 7,8 y 9 de mayo hemos celebrado en la Asociación Providentia el Triduo en honor a nuestro santo protector S. Juan de Ávila.
En estos tres días con la guía de nuestro fundador y asistente eclesiástico D. Ramón Garrido, hemos podido profundizar en el rico magisterio de este maestro de santos acercándonos, el primer día a la actitud obediente de San Juan de Ávila, cuando aquel arzobispo de Sevilla le mandó quedarse en nuestra tierra, cuando el santo quería ir a predicar a Cristo al nuevo mundo recién descubierto.
Esa obediencia contrapuesta a nuestro libre albedrío, a nuestra voluntad indómita que a veces nos lleva a seguir otras voces que no son las de Dios. La obediencia, marca una guía segura para someter contra la nuestra a la del Padre, como hizo Jesús y también San Juan de Ávila.
El segundo día, la enseñanza giró en torno a la misión, a la pasión que el Apóstol de Andalucía puso en cada palabra en cada gesto de su predicación. Desde una fe vivida y una entrega apasionada a la Verdad, no podía este santo del siglo XVI, más que proclamar con rotundidad la Palabra que ardía en su interior.
Esa pasión del encuentro con Cristo en la Eucaristía debe ser la que guíe nuestros pasos, nuestras palabras para llevar al mundo de hoy la Buena Noticia. Un mundo que no es más ajeno a Dios que aquel del siglo XVI, donde el propio San Juan de Ávila vivió la amarga experiencia de la Inquisición.
El último día de preparación, D. Ramón nos iluminó sobre nuestra vocación a la santidad y cómo S. Juan de Ávila siguiendo los pasos de Cristo que es el Camino, llevó esa vida de santidad. Las "armas" para, en nuestro camino, alcanzar la santidad, las conocemos:
Así pues, el camino está trazado ahora nos toca a nosotros recorrerlo.